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martes, 25 de febrero de 2014

LA PEDRIZA. CHOZO KINDELAN Y CHARCA VERDE



 La Pedriza de Manzanares es una fantástica composición de rocas pulidas y redondeadas, intrincados recovecos que destacan por su colorido y formas caprichosas.

El Yelmo sobresaliendo en la Pedriza



La punta cimera bien visible desde decenas de kilómetros, hace honor a su nombre: el Yelmo, pero no es esta gigante peña el techo de este singular y majestuoso amontonamiento de peñascos, sino Las Torres, una sucesión de agujas que se divisan en segundo plano. No obstante, la cota máxima del Parque la constituye Cabeza de Hierro, con 2.383 m. de altura.

La leyenda no es ajena a este emotivo espectáculo de la naturaleza. Así, la Cueva de la Mora recibe su nombre porque la tradición relata que en esta gruta fue encerrada una joven mora con objeto de mantenerla alejada de un cristiano enamorado.
Igualmente, estas peñas fueron en el siglo pasado escondrijo de las numerosas partidas de bandoleros que poblaban la sierra, cuyas anécdotas dieron nombre a numerosos riscos, entre los que cabe enumerar el Cancho de los Muertos.
El Castillo de Manzanares el Real

Desde 1985, se denominaba Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares y es el espacio natural protegido de mayor superficie de la Comunidad de Madrid  y uno de los de mayor valor ecológico y paisajístico. A partir de 2013, pasa a formar parte del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama.
los pekes desayunando en el coche antes de empezar

La Garganta Camorza 


Decidimos comenzar la ruta desde la entrada natural a la Pedriza, desde el parking del Tranco, en Manzanares el Real, para acceder hasta Canto Cochino por la Garganta Camorza, un empinado tajo, a través del cual se abre paso un jovencísimo Manzanares. Se trata del último tramo del valle que configura el río entre su nacimiento en el Ventisquero de la Condesa y su salida de las montañas, en busca de cotas más bajas. 


La senda camorza se inicia junto al río, y va serpenteando alejandose de la orilla hacia una gran roca. El camino discurre durante unos metros sobre la propia roca, a modo de calzada empedrada.  
El grupo pekerutero en el canchal de la senda Camorza

Tras pasar junto a un quiosco se puede cruzar a la otra orilla por un puente, donde hay una zona de pinares y llegamos a Canto Cochino, pasando antes por el Mirador.
Mirador
Desde el aparcamiento de Canto Cochino se coge la denominada autopista de La Pedriza, a la izquierda de las casas forestales, una vez pasado el puente. El camino es bastante evidente. A la derecha se escucha el rumor del arroyo de La Majadilla.
Hacemos un alto en el camino para desviarnos en busca del Chozo Kindelan.
En el Chozo Kindelan, donde paramos a reponer fuerzas

Los hermanos Kindelan 
 Este nombre forma parte de la historia de La Pedriza. Un pequeño grupo familiar de montañeros compuesto por tres hermanos y un primo, José Manuel, Juan y Ultano Kindelan con su primo Pablo Martínez del Rio, que llevaban desde 1909 descubriendo las bellezas de un paraje tan especial, encontraron una oquedad bajo una gran roca, el sitio ideal, pensaron, para construir de forma sencilla, sin alterar demasiado el entorno, un pequeño chozo, el primer refugio serrano de la Pedriza, probablemente estamos hablando de 1910 o 1911, donde existía un cuaderno en el que se reflejaban las diferentes escaladas.
Fueron los primeros que intentaron escalar el Pinganillo o El Pájaro en Diciembre de 1913. Aunque no pudieron llegar a la cumbre.  

Refugio Giner de los Rios
El refugio que ellos bautizaron como chozo y que hoy merecidamente lleva su apellido como homenaje, con sus apenas 10 metros cuadrados, albergaba y aun lo hace, una pequeña chimenea en su interior además de una escasa estancia donde poder dejarse vencer por el sueño, es una única pieza cuyo techo y pared del fondo es la inmensa roca bajo la que se erige, sin duda un gran avance para los pioneros de la Pedriza. Tal fue la repercusión de este refugio que pocos años después, en 1914, se puso en marcha el proyecto de un refugio más grande y confortable, El 15 de mayo de 1916, se inauguraba oficialmente el nuevo refugio bajo el nombre de Giner de los Ríos. A partir de esa fecha, el chozo Kindelan quedó en desuso, pero nunca perdio su encanto.

Chozo Kindelan


Cuando la Pedriza se convirtió en zona protegida, algún ingeniero, con desconocimiento de lo que supone la historia, ordenó la demolición del chozo y así se hizo. Cuando tamaña estupidez llegó a oídos de los clubs de montaña y los conocedores de la hermosa historia del lugar, se pusieron los medios para enmendar esa especie de sacrilegio montañero y el chozo se reconstruyó tal cual estaba, probablemente con las mismas piedras que los Kindelan utilizaron para su construcción. 



Cuenta una bonita leyenda, como las que se cuentan entorno a una hoguera de campamento, que el autor del desaguisado no pudo dormir, hostigado por los espíritus de los constructores del chozo, hasta que la reconstrucción del mismo se completó. 



Hoy, de vez en cuando recibe visitantes esporádicos que tan solo se acercan para deleitarse de la belleza del lugar y así, rendir un pequeño homenaje a los pioneros que dieron a conocer tan hermosos parajes. Aunque el lugar está expuesto a la vandalización, parece que va resistiendo, tal vez porque su ubicación no es fácil de localizar, escondido entre piedras, pinos y jaras, o puede que siga protegido por los espíritus de aquellos que disfrutaron de sus noches estrelladas y de los increíbles paisajes que desde allí se divisan.

Nosotros aprovechamos para visitarlo (nos costó encontrarlo), disfrutar de su magia y tomarnos un descanso a modo de merendilla.
Preparando unas rápidas viandas




Ruben y Alvaro: !!vaya par de dos!!

De vuelta a la autopista, continuamos direccion al Refugio Giner, al que no llegaremos, pero que podremos divisar más adelante en la dura subida que nos esperaba.

Subiendo hacia el Collado
A la altura del desvío indicado hacia el Cancho de Los Muertos, nosotros cogemos otro desvio no indicado, que en zigzageante y duro ascenso nos llevara hasta el Collado del Cabrón. La senda comienza enseguida con una pendiente bastante importante y tramos en zig-zag, por lo que llega a ser bastante difusa en algunos momentos. Atrás quedan las vistas del Refugio Giner, insignificante entre tanta roca. Nosotros seguiremos ascendiendo por la parte más oriental de la ladera hasta dar con nuestro objetivo, el Collado del Cabrón. La senda se difumina en varios tramos y la pendiente se vuelve bastante dura. 

Alex encima del canto del Collado



Hemos llegado al Colado del Cabrón (1.303 mts). Sitio agradable para el descanso y con buenas vistas. Al Este la Umbría de Calderón, el Collado de la Dehesilla y la zona del Pájaro. El Collado es un cruce de caminos. 





Podemos continuar hacia el Oeste y llegar a la cercana Charca Verde, al Norte hacia las Torres y al Sur al Cancho de los Muertos y Canto Cochino. Aprovechamos para que los pekes recuperen el aliento para comer algo, beber y recuperar fuerzas y sobre todo, ánimo, este es el techo de la ruta y todo lo que queda es bajada.

Como sonríe Lorena en las bajadas!!!!
Comenzamos la bajada a través de  senda que nos conduce rápidamente y en zig-zag por la ladera oeste y que llega hasta Canto Cochino. Las condiciones del camino son notablemente mejores para bajar siendo ya una pista bastante bien definida (aunque en algunos tramos nos encontraremos muchas piedras y raíces). Vamos bajando tan rápido que nos pasamos el desvío a nuestro ultimo y principal objetivo del día, La Charca Verde.  Nos hemos dado cuenta pronto, porque los pekes ya empiezan a quejarse cuando nos ven dar media vuelta y desandar lo andado, aunque tan solo son 300 metros. El desvio es inapreciable y hay que ir pendiente. E intuyendo más bien el camino a seguir, llegamos a la valla del vivero y a la pradera que da acceso a la zona de la Charca Verde.



Lo primero que sorprende al llegar a La Charca Verde es el cambio brusco de paisaje: se pasa de un bosque cerrado de fresnos, abedules, sauces y chopos que abraza el río a una zona montañosa de grandes rocas de granito libre de vegetación.
Foto de grupo en la pradera. Solo falta el cámara.

 En esta zona el lecho del río está formado por roca pulida y lisa, efecto de la continua erosión a la que le somete la corriente de agua. Su fondo rocoso, junto al reflejo de los rayos del sol en sus aguas, es lo que le dota a La Charca Verde de ese color verde esmeralda que le da nombre a la poza.  Encastrada entre las peñas, el paso del río se ha entretenido los últimos milenios en pulir las canchas, hasta hacer del granito espejos que ciegan a los caminantes y no permiten sostenerse en pie a los bañistas a poco que estén húmedas. Es difícil imaginar que este río es el mismo que atraviesa la capital madrileña. Lejos de la fama de “contaminado” que tiene el río Manzanares, aquí el agua está completamente limpia y cristalina, algo favorecido por su lecho granítico.
Los pekes disfrutando la Poza

Hay que tener especial precaución, tanto pekes como adultos, con la rocas que rodean las inmediaciones de la charca, muy resbaladizas.
La Charca Verde

Decidimos parar a descansar y comer al lado del rio, en las inmediaciones de la Charca, desde donde tenemos unas vistas inmejorables. El rio junto a nosotros, el cauce del mismo bajando desde la Cuerda Larga nevada, impresionantes formaciones rocosas de la Pedriza  con los buitres sobrevolandolas y la pradera que da paso al bosque, donde los peques se entretienen tirando fotos a una manada de ciervos y rebecos que estan pastando tranquilamente a sus anchas y que apenas se asustan de sus presencia.


el rio Manzanares abriendose paso desde su nacimiento

Despues de comer, tomamos senda de regreso por el margen izquierdo del río. Podríamos volver por la pista que sale a la derecha, pero será mucho más aburrido y además se aleja demasiado del lecho del río. Nosotros volveremos por la senda, acompañando al rio en todo momento hasta llegar a Canto Cochino donde, a la derecha de las Casas Forestales, saldremos a la pradera y cruzaremos el arroyo de la Majadilla para llegar a la Garganta de regreso por el margen izquierdo del arroyo.
En poco más de 40 minutos estamos de nuevo en el punto de inicio de la ruta, con un magnifico día de senderismo a las espaldas.


NUESTRO TRACK:

MAPA Y PERFIL


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